viernes, 10 de septiembre de 2010

Todo lo que me gusta

Te veo sentado con los pelos trinchudos parados, con tu mochila de los Power Rangers a un lado y tu lonchera de Barney en la mano. Llevas puesto, bajo la chompa de colegio, el chaleco plomo que tu mamá te tejió a mano. Llevas el uniforme bien planchado, los zapatos bien lustrados, la cara bien lavada y los mocos bien sonados… Me gustas.

Me gusta que no lloras cuando tu mamá te deja en la puerta del colegio. Me gusta que hagas tu tarea, que compartas conmigo tu lonchera y que juguemos juntos al lado de la escalera. Me gusta que te guste que yo sepa contar hasta 50 y me gusta que tú sepas contar hasta 10 en ingles (wow). Me gusta que no te hayas reído de mi nuevo corte de pelo, ni de que se me cayó el diente, ni porque ahora uso lentes. Me gusta que pienses que soy más linda que mi hermana mayor.

Me gusta que me acompañes a mi casa, que me visites por las tardes y te preocupes cuando falto a clases. Me gusta que no hayas sido tú quien me dio mi primer beso porque fue espantoso. Me gusta que seas un hibrido entre príncipe encantado y villano malvado. Me gusta que no estés cuando quiero estar sola y me gusta que estés cuando quieres estar a mi lado. Me gusta fugarme contigo a la playa y que mi madre reniegue cuando te encuentra dormido en mi cama.

Me gusta el anillo con el que me propusiste matrimonio y me gustó más que no te enojaras cuando te dije que no estaba lista para casarme.

Me gusta que seas el padre de mi hija, que la lleves al parque y que juegues con ella y con Blacky. Me gusta que te hayan aumentado el sueldo porque ya tenemos dos hijas, un hijo y tres perritos. Me gusta que te burles de mis canas y que me prepares mi jugo de naranja por las mañanas.

Me gusta que ahora uses tirantes y una gorrita, y que nuestro primer nieto lleve tu nombre. Me gusta que me tomes de la mano cuando paseamos por el parque o vamos juntos al mercado. Me gusta tu risa, me gustan tus ojos, me gusta sentirme – hoy – tan feliz como cuando te vi por primera vez.

Me gusta la rosa blanca que dejaste sobre mi tumba esta mañana. Me gusta que nuestros hijos estén pendientes de ti ahora que yo no puedo. Me gusta que juegues con nuestros nietos y los malcríes. Me gusta que reces antes de irte a dormir y que esperes tanto como yo el día en que vuelva a estar junto a ti.

domingo, 1 de agosto de 2010

Un viaje, un accidente y un examen

No me gusta estudiar por los tardes. Me gusta dibujar, ver videos y escuchar música en la tranquilidad de mi cuarto. Aquella tarde del martes 20 de octubre del 2009 me encontró rodeada de seis separatas de Historia; seis separatas que debía aprenderme al derecho y al revés sí quería aprobar mi curso de Historia de las Culturas; sin embargo, en mi fallido intento por memorizar desesperadamente varias fechas escuché timbrar al celular de mi mamá.

- ¡Hola piojito! – supuse que sería mi padre, pues no existe otro ser sobre la tierra al que mi mamá llame “piojito”.
- ¡¿qué?! … pero dígame que pasó – dijo ella con un tono alarmante.
- Mamá, qué está pasando – pregunté mientras veía como ella contenía las lagrimas y me ignoraba.
- Entiendo, entiendo… por favor no cuelgue… - me miró y dijo – Tú papá tuvo un accidente.

Mi padre es policía y debido a su trabajo pasa la mitad del año en diferentes provincias. Desde muy niña he conocido lo arriesgado que es su trabajo y aunque estoy “entrenada” para cualquier desgracia, esa noticia me desgarro la sonrisa.

- ¿Qué pasó? – pregunté con total frialdad, ya que, no concebía que algo malo le hubiera ocurrido.
- Un compañero suyo encontró el patrullero que conducía tu papá estrellado contra un árbol…. Tú papá esta inconsciente y su copiloto tiene una herida de bala.

¿De bala? – Pensé. Sí una bala había herido al policía que estaba a su lado eso quería decir que algo muy grave había pasado. Intente abrazar a mi mamá, pero ella me cogió de los hombros y me sentó en el mueble, camino de extremo a extremo de la sala e intentó volver a llamar al celular de papá, pero esté ya estaba apagado.

Luchito fue quien llamó

Luchito es nuevo: recién había salido de la escuela de suboficiales cuando fue enviado de comisión a Ayacucho donde conoció a mi padre. Como era el más joven de la comisaria no tenía ninguna historia interesante que contar; sin embargo, disfrutaba de los anécdotas de los más veteranos a la hora del almuerzo y de la cena. Aquel martes de 20 de octubre a Luchito le tocó salir a patrullar con el suboficial Rodríguez y a mi papá, con el suboficial Vargas, pero pese a que saldrían en grupos diferentes decidieron juntarse a las tres de la tarde para almorzar en la casa de doña Isabel.

Luchito llamó a mi padre cinco minutos antes de la hora pactada, pero él no contestó. Lo llamó varias veces, pero mi papá seguía sin contestar.

- Llama a Vargas – le ordenó suboficial Rodríguez, quien iba al volante y algo tenso pues desde muy temprano tenía una mala corazonada.
- Tampoco me contesta – respondió Luchito.

Esa repuesta fue motivo suficiente para que ambos suboficiales revisaran la ruta por donde debían patrullar mi papá y su compañero. Al cabo de media hora encontraron el patrullero estrellado; a mi padre inconsciente; y a su copiloto, el suboficial Vargas, con una herida de bala en el hombro derecho. Luchito, asustado por aquel panorama bajo inmediatamente para verificar sí ambos seguían con vida. Mientras el suboficial Rodríguez pedía apoyo a la comisaria, Luchito cometió la imprudencia de coger el celular de mi papá y llamar a la última persona con la que él había hablado: mi madre. Imprudencia por dos razones: primero porque no estaban seguros de lo que había ocurrido y segundo porque el nerviosismo de Luchito alteró a mi mamá.

Solo son unos niños

- Ve a recoger a tus hermanos… ¡No! …mejor voy yo – se contradijo mi madre.
- ¿Estás segura de que quieres ir tú? Yo puedo ir – le respondí al verla alterada.
- No, quédate a seguir estudiando… ¡No!... mejor sigue llamando a ver si contestan – me dijo ya casi cerrando la puerta.

La vi nerviosa y angustiada, pero no lloraba e intentaba mostrarse calmada. Cumplí con la orden de llamar, pero no me respondían. Al cabo de 15 minutos regresó con mis hermanos – ya eran las 6 y media de la tarde - los sentó en la sala y les contó lo que había ocurrido. Ella es la mamá y se supone que sabe lo que hace, pero en ese momento pensé que hacia mal al contar un hecho tan delicado a unos niños de 8 y 11 años; sin embargo, recordé que desde muy pequeña siempre estuve presente cuando mis padres trataban de algún tema delicado, pues ambos siempre consideraron que era conveniente que nosotros seamos participes de todo lo que acontece en la familia.

Vi como escuchaban atentos a lo que mi mamá les decía, vi como sus sonrisas desaparecían, vi como las lágrimas inundaban sus ojos. Al finalizar el relato mi hermano le dijo a mi mamá que esté tranquila, ya que, todavía faltaba por confirmar esa información. Mi hermana se fue a la cocina a ayudarme a servir la comida; mientras mi hermano, en su cuarto empezó a rezar pues si algo aprendió de mi abuelita es que Dios siempre te escucha y si quieres calma solo tienes que hablarle a Él.

El Tuky

Ya eran las 9 de la noche y el celular seguía apagado. En ese momento vinieron a mi mente varios recuerdos: recordé que a mi papá no le gustaba oírme llorar de niña y cada vez que me veía triste se sentaba a la mi lado y me hacía reír con algunos de sus sarcasmos; recordé que a los 11 años me compró mi primer brillo labial rosado de Unique; recordé aquella vez que me llevó al cine a ver Harry Potter y la piedra filosofal (fue la primera vez que entre a un cine); recordé que alguna vez me dijo que yo era un bebita muy feita y que ahora estoy “en algo”; recordé que me acompañó a comprarme un vestido para asistir al quinceañero de mi mejor amiga; recordé que me consoló cuando mi ex enamorado y yo terminamos, me dijo: “yo no te he criado para que estés llorando por un imbécil”; recordé las noches que pasábamos viendo fotos y escuchando a Led Zeppelin; recordé que cada vez que cocinamos juntos siempre me dice: “Tienes que cocinar rico… no quiero que tu marido te devuelva por no saber cocinar”; recordé cuando me contaba como mi mamá prácticamente lo obligó a casarse con ella; recordé las historias que me contaba de su viaje a Tocache y de su buen amigo El Tuky, un suboficial de 24 años que fue su compañero de cuarto y de patrulla. Fue El Tuky quien me envió una Tucaneta (familia del Tucán) desde Tocache, a la cual, en su honor la bauticé como Tuqui.

¡El Tuky! – grité emocionada. Si alguien podía obtener alguna noticia sobre el estado de mi papá era El Tuky. Corrí al cuarto de mi papá para buscar su agenda, y mientras mi mamá me pregunta qué estaba haciendo y yo solo decía: “El Tuky debe saber”. No encontré su agenda, pero como premio consuelo encontré su antiguo chip de celular. Coloque ese chip en mi celular fucsia y felizmente encontré en la agenda el número de El Tuky – gracias a Dios el número estaba guardado con el nombre de El Tuky porque no recuerdo su nombre – lo llamé y rápidamente lo puse al tanto de lo que había pasado; me dijo que estaba en Chiclayo, pero que tenia conocidos en Ayacucho y que ni bien tenga alguna noticia me llamaría.

Y así fue, alrededor de las 10 de la noche nos llamó un superior de mi papá y le informó a mi mamá del estado de salud de mi padre. Se disculpó por no habernos llamado a nosotras, ya que, el número que mi papá había dejado en caso de cualquier emergencia era de la casa de mis abuelos paternos; sin embargo, en esa casa nadie contestaba y fue gracias al Tuky que obtuvieron nuestro número.

Luego de hablar con el Mayor y ya más calmados al saber que mi papá no estaba tan grave como suponíamos; mi mamá llamó a mis tíos (los hermanos de mi papá) quienes esa misma noche salieron para Ayacucho. Ellos le recomendaron a mi madre que se quede en Lima y no viaje con ellos porque mis hermanos se preocuparían más.

Suspendido

Al día siguiente fui a la universidad. Tenía mis pensamientos en mi padre y casi había olvidado por completo mi examen de Historia hasta que vi en el pasillo a mis amigas quienes quisieron ayudarme a estudiar, pero en media hora y estando tan distraída fue en vano su intento por llenarme la cabeza de datos.

El profesor no llegaba y a mí no me importaba si llegaba o no, solo quería saber cómo seguía mi papá. Y mientras estaba con mis amigos intenté volver a llamarlo y no contesto. Volví a intentarlo…

- Alo – al oír su voz mi corazón salto y unas ganas raras por vomitar de la emoción me hicieron abandonar el salón.
- ¿Papá? – dije.
- Y quien más pues… si me estas llamando a mí – me dijo él en tono sarcástico. Como amo su sarcasmo.
- ¿Cómo estás? ¿Qué te pasó? … - le bombardee de preguntas, pero él me interrumpió.
- Estoy bien… estoy un poco “maluco”, me rompí la nariz y me duele la cabeza y tu voz chillona no me ayuda mucho que digamos… estoy en el hospital de Ayacucho con tus tíos – me dijo él, totalmente calmado como si lo que le hubiera pasado sería algo usual – nos vemos en Lima… me van a trasladar para haya en dos días.

Y con esas palabras se despidió. En ese momento sentí que mi alma regresaba a mi cuerpo y ya con una sonrisa en el rostro entre de nuevo al salón donde les conté a mi amigas que había conversado con mi padre y que él estaba bien. Mi felicidad era tanta que no se vio afectada ni cuando vi entrar al salón al profesor Buenaño (profesor de Historia), aun sabiendo que me podía jalar por no haber estudiado, pero la suerte estaba de mi lado ese día y mi queridísimo profesor suspendió el examen.

Qué pasó

Encontré a mi padre recostado sobre su cama. Una venda rodeaba su cabeza y un parche tapaba su nariz. Sin importarme que estuviera todo adolorido corrí a abrazarlo. Mi papá no quería que mis hermanos lo vean tan herido por eso no quiso que lo lleven a casa y prefirió quedarse en la casa de sus padres por una semana para que las heridas sanaran un poco más.

Él me contó que todo empezó porque detuvo un carro que no portaba placa y cuando le obligó a los dos pasajeros a que se identificaran con sus respectivos DNI estos sacaron dos armas y apuntaron hacia mi papá y a su compañero, quienes al ver las armas entraron rápidamente a su patrullero y los siguieron; sin embargo, cuando los sujetos se vieron perseguidos dispararon hacia ellos y una de las balas entró a la patrulla e hirió a Vargas (su compañero), ese hecho distrajo a mi papá, quien al intentar esquivar el resto de balas chocó contra un árbol y se golpeó la cabeza.

- ¡Pero en que estabas pensando! ¿y sí te pasaba algo? – le reclamé.
- Pero hija es mi chamba – me respondió.

Me comentó que no sabía cómo se encontraba el suboficial Vargas y que estaba preocupado él, pues tenía un niño de solo 8 años.

Otra vez

Han pasado 9 meses desde aquel accidente. Es de noche y vamos camino a casa, mi papá conduce su Probox blanco mientras escuchamos Everlasting Love de Andy Gibb. La lluvia, el frio y la oscuridad de la calle hacen que me sienta muy cómoda teniendo a mi padre sentado a mi costado. Es agradable el silencio en una noche como esta.

- Me gusta esa canción – rompe el silencio mi papá.
- A mí también – conteste sin ánimos de seguir hablando.

Al parecer a mi papá no le interesó que yo quisiera estar en silencio y empezó a contarme una de sus historias de cuando estaba en Huaraz. Al finalizar su divertido relato me informó que la próxima semana se iría a Huánuco por 3 meses.

- ¿Y? … ¿No vas a decir nada? – me preguntó
- No, quiero escuchar la canción – respondí.

miércoles, 23 de junio de 2010

Él quiere su besito ... y tambien un quesito


Quien no se llena de dulzura y dibuja en su rostro una sonrisa cuando ilumina nuestra mente la encantadora imagen de Topo Gigio. Y es que no es necesario haber nacido en los años ´70 u ´80 para haberlo conocido, pues este adorable ratoncito logró cautivar las pantallas de los televisores blanco y negro con su singular caída de ojos, sus rezos a San Pepito y su tierna e inocente pasión por la actriz italiana Brigitte Bardot.
El origen de este ratoncito se remonta a los años 1950 cuando su creadora, la veneciana María Perego, en su búsqueda de una nueva técnica que le permitiera dar a los títeres un mayor realismo, encontró la solución a ese dilema en el uso de un fondo negro que le permitía al titeretero trabajar con mayor libertad al momento de realizar los movimientos de las marionetas y desechaba por completo el uso de cables e hilos.
Es así como Perego dio vida a Topo Gigio; un ratoncito sensible, cariñoso, juguetón, que hablaba pausadamente – con la voz prestada de Pepino Mazello – y que al mostrar sus encantadores y enormes ojos azules embelesaban a la audiencia desde su primera aparición en el programa italiano “Canzonissima” en 1959.
No pasó mucho tiempo para que Topo Gigio tenga su propio programa en televisión dirigido al público infantil; sin embargo, con su carisma supo ganarse un lugar en el corazón no solo de los más pequeños sino de todos los miembros de las familias italianas. Es debido a este éxito que su fama traspaso fronteras llegando incluso a países de Latinoamérica como Argentina, Perú, Venezuela, Brasil… y compartió cámaras con personajes como el milenario doctor Chapatín en un episodio que fue narrado por el mismísimo Chapulín Colorado.
“Hasta mañana, si Dios quiere que descansen bien, llego la hora de acostarse y de soñar también…”
Quién no ha tarareado con este singular personaje. El rock del quesito, Súper papá, El tren del chocolate, Abuelitos, A la camita… son algunas de las canciones que cambamos mientras veíamos a Gigio bailar en la televisión con sus encantadores disfraces que lo hacían más adorable aun.
En nuestro país aquella escena en la que Topo Gigio le pide su besito de las buenas noches a Raulito (actor mexicano) antes de irse “a la camita” es una de las más emblemáticas y siempre viene a nuestra mente cuando pensamos en Gigio.
Sin embargo, fue en la década de los setenta cuando Topo Gigio se vio opacado por las nuevas series japonesas emergentes como “Heidi”, “Marco” y “Mazinger-Z”, pero fue gracias a la tenacidad de su creadora es que Topo Gigio volvió resurgir en los años ochenta y noventa e incluso participó en un anime japonés como llamado Toppo jijio.
Hoy en día la nueva generación está muy ocupada con aquellos juegos de video llenos de acción y violencia en la que un ratoncito tan sentimental e ingenuo como Gigio no tiene espacio. Sin embargo, todavía existen niños – y no tan niños – quienes a través de los Dvds siguen disfrutando las aventuras de este topo que no es un topo. Cojamos un diccionario italiano para entender que ratón en italiano se dice topo y de este modo resolveremos la incógnita de por qué Topo Gigio si es un ratón y no un topo.

viernes, 9 de abril de 2010

O tal vez no debí dejarte ir


A veces es difícil despedirse, renunciar o incluso olvidar y seguir adelante. A veces solo quiero recordarte porque en esos recuerdos atrapado estás. A veces solo quiero olvidar porque tu recuerdo me lastima… no porque tú me hayas lastimado, sino, porque yo me lastimé por ti.


Tal vez mi problema fue no saber decir adiós. Tal vez sea la luna otra vez me hipnotizó y volví a recordarte.

sábado, 13 de marzo de 2010

Siempre hay tiempo


A veces estamos tan ocupados sintiendo pena por uno mismo y nos olvidamos de los que estan a nuestro lado. Solo pensamos en el que se fue e ignoramos al que se quedo.

Él también se siente solo. Él siente que no encaja ni importa en nuestras vidas, pero lo cierto es que importa mucho y debe sentirse querido.

Quizás en una genda apretada no haya tiempo para una pequeña charla, pero siempre hay tiempo para un abrazo.
Para mi Michi

viernes, 12 de marzo de 2010

El primer día


Resulto divertido acompañar a mi hermano a su primer dia de clases. Este año entró a cuarto de primaria… Es sorprendente como los años pasan volando, aunque más sorprendente es que no haya jalado cursos el año pasado.

Fiel a su costumbre, hizo que lo lleve 20 minutos antes de su hora de entrada. Si hay alguna virtud que lo caracteriza esa es la puntualidad, virtud que lamentablemente no compartimos ni mi hermana ni yo. Así que, estuve 25 minutos expuesta al sol de mediodía, ya que, él estudia en la tarde y el portero demoró 5 minutos en abrir la puerta.

Al llegar al colegio encontramos una cola ligeramente larga. Mi hermano ocupó su lugar en la fila, y casi inmediatamente fue seguido por tres niños que venían acompañados de sus respectivas madres; al parecer los infantes de primaria no veían la hora de volver al colegio, pues, extrañan a los profesores, a sus amigos, a la señora que atiende el kiosco (porque siempre fía), a los trabajos grupales (ya que se reúnen a jugar mientras los padres terminan la tarea), a los señores que en la hora de salida venden pescaditos de colores a diez céntimos… y sobretodo extrañan el recreo.

Era evidente que mi hermano se sentía incomodo con mi presencia, así que opte por dejarlo solo y vigilarlo desde la esquina. Desde la esquina no solo podía vigilar a mi hermano mientras saboreaba de mi rico helado tricolor; sino que también me percate que los niños no eran los únicos que disfrutaban de la apertura del año escolar. El alboroto que arman los padres es sofocante, sobre todo si su pequeño entra a primer grado. Pude darme cuenta que los tres niños, que seguían en la fila a mi hermano, habían termino inicial el año pasado y sus madres –debido a su amistad, creo yo – decidieron matricular a sus hijos en el mismo colegio y de ese modo lograr que la amistad de sus retoños no se pierda… y la de ellas tampoco.

Todos los niños que recién entraban a primaria llegaban escoltados por papá y mamá… y si es posible por algún can. Las madres –siempre muy emocionadas – no dejaban de tomar foto: foto con papá, foto con el hermano, foto en la puerta, foto con el amiguito, foto con la lonchera, foto con la mochila, foto de perfil, foto del otro perfil… Realmente es hermoso saber dos cosas: la primera es que uno no guarda muchos recuerdos de esa época, y la segunda es que esa escena no se repetirá el próximo año.

Otros niños (como mi hermano) gastaban las propinas que le dieron sus abuelitos o tíos mientras sus madres conversaban de un tema tan interesante que ni se habían percatado que sus hijos habían abandonado la fila, obviamente confiaban en que su sexto sentido les avisaría si hay algún peligro.

Los niños más grandes no habían sido acompañados; ellos les contaban a sus amigos lo que hicieron en vacaciones y por supuesto exageraban en algunos detalles para hacer más emocionante el relato.

De pronto pasaba un maestro, el alboroto que armaban los niños al ver a un antiguo profesor era opacado por el alboroto que armaban los padres quienes, muy pateros, saludaban efusiva y confianzudamente. Es difícil que un profesor recuerdo el nombre o apellido de algún ex alumno, y más difícil aún es que recuerde quien es su padre. Así que, los profesores simplemente se dignaban a sonreír o saludar con la mano mientras aceleraban el paso ya que el parecer estaban con retraso.

Finalmente abrieron la puerta y mientras los pequeños de primaria entraban para dar inicio a las clases, los grandotes de secundaria salían emocionados y nada entusiasmados por volver . Entre ese grupo de adolecentes chillonas esta mi hermana quien recién este año entró a secundaria. Cada vez que veo a un grupo de esos añoro más mi época escolar y los recuerdos que pasan por mi mente se hacen tan lejanos que parece que nunca hubieran existido. No cabe duda alguna… todo tiempo pasado fue mejor.

martes, 9 de marzo de 2010

Mi amigo el policia


- ¿Ya sabes qué será?

- No, pero él quiere un varoncito.


Y quien no podría querer un varoncito… ver crecer a aquel hombrecito y que verá a su padre como su ídolo, su héroe y querrá parecerse a él. Es comprensible que el sueño de todo futuro padre sea tener un primogénito… Ese fue el sueño del hombre al que hoy llamo papá.

Es mucho pedir a un policía, que fue “criado” junto a sus siete hermanos como si fueran cachorros de algún animal salvaje, tenga el tacto suficiente como para tratar a sus hijas con sutileza. Pese a su dureza puedo percibir ternura en su mirada y a veces temor, ya que, para él, somos muy frágiles y le altera la idea de algo o alguien nos pueda lastimar. Es consciente que no siempre estará con nosotras, así que, cada vez que puede nos entretiene con anécdotas que siempre nos deja por moraleja que la desconfianza puede ser nuestro mejor escudo.

Nuestras diferencias suelen sacar a flote nuestro mayor parentesco: el gusto por las peleas. Es obvio que no somos del todo iguales pero disfrutamos de las cosas más sencillas. A él le gusta darme tips de cocina, ya que, no quiere que mi esposo me devuelva por no saber cocinar… A mí me divierte su sarcasmo. Ambos gustamos de largas conversaciones en la madrugada mientras escuchamos a Led Zepplein y las insistentes quejas de mi madre que nos recuerda que es hora de ir a dormir. Tal vez sean las tardes de futbol las que más me gustan porque él se emociona por el partido y yo me emociono por los jugadores (risas).

A veces creo que es un padre moderno, liberal y muy comprensivo; pues a los 11 años me compró mi primer brillo labial y más de una vez hemos hablado de los chicos que me gustan. Otras veces creo que es un padre anticuado y sobreprotector porque es capaz de armarme un escándalo por llegar 10 minutos después de la hora pactada. Él puede ser moderno, anticuado, divertido, sarcástico, desconfiado… puede ser lo que quiera porque yo igual siempre lo voy a querer.

Ayer – en la noche – mientras íbamos a su otra casa, me contaba que pronto lo volverían a mandar de comisión a la selva.

jueves, 25 de febrero de 2010

Conversaciones


Con mi madre



Yo: ¿Te gustaron los tallarines?
Ella: Para el buen hambre no hay mal fiambre.
Yo: ¡Lo mismo digo yo de tu comida!... solo que a veces prefiero ayunar.

Con Vania



Vania: Ya tengo ahorrado S/38.00
Yo: Y tú …¿De donde sacas dinero?
Vania: No sabías que cuando el Michi (nuestro abuelito) me manda a comprar… me deja quedarme con el vuelto.
Yo: Lo que no sabía es que cobrabas por ir a comprar.

Con mi Michi



Mamá: ¿Tienes hambre?
Michi: ¡No!
Mamá: ¿Quieres comer?
Michi: ¡No!
Mamá: ¡Tienes que venir a comer!
Michi: ya, no importa
Mamá: Cynthia, sírvele la comida a tu Michi
Yo : abuelito ¿Quieres comer?
Michi: No
Yo: Pero… te tengo que servir
Michi: ya lo sé.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Mi Dessi

Como ya se hizo costumbre en mí, antes de subir una entrada primero la escribo en papel. Para empezar a escribir sobre ti, mi querida Dessi, tuve que tachar varias primeras oraciones. Puedo escribir sobre tu dulce mirada, de tu tierna sonrisa o de tu boquita grosera.

En fin, prefiero escribir sobre aquella linda amistad que cultivamos ambas durante todo el año que ya se fue. Nos volvimos como el pan y la mantequilla. Inseparables pero diferentes: a ti te gusta el fucsia y a mí lo tribal, a mi me empalada el fucsia y tú rajas de mi gusto tribal.

Y porque de tu novio no me dejas de hablar, y porque por chatear con él me dejas de hablar… por eso te quiero. Y porque tu brillo labial me quiero robar, y porque mi polvo compacto te hace ver como mimo… por eso te quiero. Y porque me acompañas en mis momentos apáticos y me haces reír cuando te ríes de mis sarcasmos…por eso te quiero. Y porque te acompaño a Serpots y envías tu regalito usando mi DNI… por eso te quiero. Y porque eres mi amiga - por eso más que nada - te quiero.

Por aquellos momentos que pasamos juntas y nos divertimos con nuestras pequeñas aventuras. Por aquellos momentos que pasamos juntas y me escuchas. Te quiero mi dulce Dessiré y que vengan otros 20 años más llenos de salud y felicidad… por supuesto también de dinero.(risas)

¡Feliz Cumpleaños !

lunes, 15 de febrero de 2010

Apagón


El reloj marcó la 1:34 am. Empiezo con un vicio que hace poco he adquirido, pero ¿Por qué escribir en la madrugada? ¿Por qué escribir bajo la luz de un poste que vagamente ilumina mi sala? ¿Por qué en este horario? ¿Por qué este día?

Hace dos días mi hermano menor encontró una inofensiva garrapata en la ventana de su cuarto, cuarto que da al patio trasero de la casa y es ahí donde duerme Blacky (mi perrito). Mi padre decidió mandar a dormir a Blacky al patio exterior motivo por el cual mi hermana y yo buscamos desesperadamente poner fin a este molesto hecho.

Desde la primera noche (ayer) que Blacky durmió afuera no puedo conciliar el sueño, pues, desde hace algunos años que mi abuelito tiene inquilinos y estos señores (y señoritas) al parecer no saben que la noche es para dormir.

Hoy, que es la segunda noche que Blacky duerme afuera, tuve que abandonar la comodidad de mi cama para decirle a la petiza inquilina que me haga el favor de meter a mi Blacky, pues, mientras ella se daba sus efusivos besos con su regordete novio, mi can paseaba por la vereda del frente. Sin embargo, está me ignoro y decidió acompañar a su regordete novio a tomar taxi, micro o lo que fuera que lo llevará de vuelta al lugar de donde salió. Se fue dejando a mi pequeña mascota afuera, en la calle, en la peligrosa calle de Valdivieso. Este singular hecho hizo que mis matutinos berrinches se volvieran madrugadores.

Entré al cuarto de mi abuelito a buscar las llaves que abrirían los candados de la puerta de la sala. Al entrar algo me incomodo: la foto de mis bisabuelitos, ese tipo de cuadros antiguos que uno piensa que la imagen nos sigue con la mirada y pese a la oscuridad tuve esa sensación. Conseguí las llaves, abrí la puerta y salí a rogarle a mi testaruda mascota a que se meta de una vez. Luego de poner seguro a la puerta del patio y despedirme de mi Blacky entre a la sala y volví a asegurar la puerta con los dos candados que llevaba puesto en un inicio. Me senté a esperar a que la petiza inquilina -cuyo nombre desconozco- volviera. Llegó, abrí la ventana y sonreí ante el hecho de que la muchacha no tenía la llave que abriría la puerta del patio (y yo no pensaba dársela), le reclamé desde mi ventana porque había dejado afuera a mi Blacky, ella se disculpo y como chica educada que soy acepte sus disculpas. Cerré la ventana dejándola afuera a que siga esperando a que baje su amiga a socorrerla: esa fue mi pequeña travesura.

Ya son las 2:00 am y no tengo sueño. Si mi berrinche matutino me quita el apetito; mi berrinche madrugador, el sueño.

No puede evitar recordar que, cuando entre al cuarto de mi abuelito, el cuadro de mis bisabuelitos y más específicamente los ojos de las imágenes del cuadro me miraron. Pese a la oscuridad sentí eso. Odio esa sensación, y es que, quien no ha sentido alguna vez que una foto antigua tiene la mirada fija en uno.

Agradezco la delicadeza de mi abuelito al llevarse ese cuadro a su cuarto, pues, cuando estaba en la sala me sentía observada, asechada, acosada. No podía disfrutar tranquilamente de mis programas televisivos.

Tomando en cuenta que ya son las 2: 13 am y sigo sin sueño. Veo que el cuadro, que ahora se encuentra al frente del mueble donde me encuentro sentada y bien alumbrada por la luz de mi celular fucsia, es del matrimonio de mis abuelitos… ¡Su foto de recién casados! Ella vestida de novia y con el cabello corto y ensortijado, me imagino que ese sería el peinado de moda en aquella época debido a que todas mis tías llevaban el mismo look. Él llevaba un elegante adorno en la corbata y un bigotito al estilo Pedro Infante.

Mientras observo aquel retrato escucho que el pobre Blacky hace algunos ruidos. Seguro, que al igual que a mí, se le fue el sueño. Mi madre se despertó para ir al baño pero al encontrarme en la sala me pidió una explicación lógica para que pudiera entender el motivo por el cual estoy despierta y sentada en el mueble de la sala en lugar de estar dormida y recostada en la cama de mi cuarto. Al no obtener una respuesta que la convenciera se fue diciendo:” todo lo que haces por ese animal”. Ese animal, como ella lo llama, es el único con el cual no discuto en esta casa y no lo hago porque sé que el muy sinvergüenza me mordería.

Decidí irme a dormir pues ya eran casi las 3 de la mañana y era ilógico que aquella petiza salga.
Mientras escribo esta entrada- obviamente serán las 9: ¿? de la noche delia siguiente – se fue la luz, y es por eso que lleva el nombre: APAGÓN.

viernes, 12 de febrero de 2010

Esta noche


Me gusta la noche, y me gustan más las noches como esta. Una noche de verano en la que a las 12:15am puedo escuchar el sonido de la lluvia cuando choca en el suelo mientras una canción de Kansas me acompaña en la tranquilidad de mi cuarto. Todos duermen. Mi papá se acostó temprano porque en la tarde pintó la sala y como es obvio estaba cansado, aunque, en mi opinión, esta más cansado de renegar ante el hecho de que hasta ahora no puede disfrutar de sus vacaciones. Mi hermana se fue a dormir temprano porque no quiso lavar los platos de la cena y mi hermano, al verme de mal humor por el cerro de platos, decidió irse a dormir y mantenerse fuera de mi alcance. Lo último que oí decir a mi madre fue: “No te olvides de apagar el Modem…y te acuestas rápido”.


En fin, la lluvia cesó y con eso también terminó aquel micro momento que tanto me gusto. A veces pierdo el tiempo buscando un momento adecuado en el que pueda hallar algo de calma; sin embargo, esos momentos llegan cuando menos los espero.

martes, 9 de febrero de 2010

Tú y mi barquito de periódico


Hace 72 años, 7 meses y 22 días, llegaste a este mundo. Fuiste una niña que cada tarde jugaba en la chacra de sus padres, acostumbrada a los días soleados y a las noches lluviosas. Fuiste una joven que soñó con un futuro mejor y viniste a Lima a encontrarlo. Fuiste una mujer que se enamoró y se casó, que fruto de ese amor trajo al mundo a una niña hermosa que, hoy en día, complica mi existencia.


Hace 19 años, un mes y 28 días, te conocí. Me arrullabas en tus brazos y no dormías sí enfermaba. Me dejabas jugar con tus cuyes mientras tú limpiabas sus jaulas. Me preparabas mi rico Quaker con manzana todas las mañanas para ir bien alimentada al colegio y por las tardes, un tazón de Inchicapi me esperaba calientito sobre la mesa. Solo tú sabías consentir a mi barriga.


Recuerdo aquella y tarde, cuando al regresar de tu iglesia me encontraste jugando en el agua con mis barquitos de papel: creí que me regañarías. Sin saber cómo pasó ambas terminamos armando barquitos con cuanto papel encontráramos a la mano. Teníamos de todos los tamaños: chicos, medianos y grandes; de todos los tipos de hoja: hojas A4, hojas de mi cuaderno de matemática (debieron ser de ese curso, ya que, hasta donde recuerdo arrancaba hojas solo de ese curso), hojas de revistas. Al llegar la noche y antes de empezar a limpiar, cogiste el diario El Comercio y decidiste darle un buen uso a una de sus páginas para crear el SUPER BARQUITO DE PERIÓDICO. Tengo muchos recuerdos de ti, pero ese es el que me gusta más.


Hace 72 años, 7 meses y 22 días, llegaste a este mundo. Hace 19 años, un mes y 28 días, te conocí. Hace 4 años, te perdí.

sábado, 30 de enero de 2010

Todo por una ventana


Mi abuelito (mi Michi) es una de las personas que me alegran la vida. Éste singular personaje cambio mis pañales cuando es era un bebe, postergaba sus usuales viajes con mi abuelita para quedarse a cuidarme cuando tenía 5 años, no dormía cuando estaba enferma, me escondía cuando mis padres me buscaban para castigarme, me aconsejaba que me porte bien porque de lo contrario se vería forzado a darme “ tas tas por mi rana” (una buenas nalgadas), me compraba todo tipo de golosina a la salida del colegio (lo hacía incluso cuando me mamá se lo había prohibido), cuando estaba postulando a la universidad él pedía en sus oraciones a Dios que me ayude a ingresar y cuando por fin ingresé celebró conmigo (aunque no le agrada mucho la carrera que escogí).

En fin, además de haber sido un magnífico esposo, un padre ejemplar y el abuelito más cariñoso y consentidor que puede existir; también es el hombre más terco. Pero no cualquier terco, es de aquellos tercos que dan dolor de cabeza.

Desde que tengo memoria mi mamá se queja de que la cocina es el lugar más oscuro de la casa, que falta más iluminación y que sería conveniente romper una de las paredes para construir una ventana. Mi Michi siempre hizo oídos sordos a esas quejas y a veces susurraba: “solo cuando me muera podrán modificar lo que quieran". Pero fue hasta hace algunos días que, sin previo aviso, llegó a la casa con un albañil para que por fin, luego de tantos años de rogar, se haga realidad el sueño de mi madre: la ventana de su cocina sería construida.

Ella nunca imaginó que ese sueño se vería nublado por todo el polvo que originaron las destrucciones del albañil, quien en un inicio vino únicamente a construir la dichosa ventana y que luego por ordenes de mi alocado Michi terminó rompiendo paredes y techos a diestra y siniestra. Este albañil que claramente pertenece al grupo de “destrucción civil” no solo ensucio la casa sino que tan bien fue indirectamente el culpable de que mi Blacky me mordiera, ya que, debido al polvo que ocasionó, mi Blacky tuvo una infección en los ojos motivo por el cual lo llevé al veterinario y éste le recetó unas gotitas para sus bellos ojos. Pero en el momento en el que me disponía a echarle dichas gotas, mi adorable mascota se enojó y con mucho “cariño”…¡me mordió! Por lógica se puede entender que Blacky me mordió porque tuve que curarlo, y tuve que curarlo porque sus ojos se infectaron, y sus ojos se infectaron por todo el polvo que había en la casa, y el polvo lo ocasionó el albañil… entonces… me mordió por culpa del albañil.

Mi Michi no considera las opiniones de mi mamá y menos las mías. La única persona capaz de controlar su terquedad ya no se encuentra en este mundo: mi abuelita. Una dama delicada, con clase y con un gran carácter, capaz de controlar al terco de mi abuelito. En días como estos son cuando más siento su ausencia, pues ella le hubiera hecho entender de un correazo por el lomo que el techo y las paredes de mi cuarto están bien, que los grumos de las paredes de la sala eran el resultado del nefasto trabajo que hizo mi tío al pintarlas el verano pasado, y que si bien era necesario arreglar el zócalo de la cocina eso no implicaba tirar la mitad de pared de esta. Pero sin duda alguna la peor parte de toda esa destrucción se la llevó mi hermana, quien a pocos días de estrenar cuarto nuevo tuvo que toleran, y sin chistar, que rompieran un pedazo del techo de su cuarto y todo por culpa de una diminuta grieta que solo puedo ver el ojo de águila que tiene mi Michi.

Cólera, cansancio, estrés, calor, fastidio, picazón, desesperación por la lentitud del albañil, irritación y alergia son algunos de los sentimientos que se mezclan en un caldo que viene hirviendo hace algunos días cuando este martirio empezó, y que ahora hierven en un fuego más ardiente debido a que me veo obligada a dormir en el mueble de la sala porque no tolero el olor de cemento fresco que perfuma mi cuarto. Y creo que lo que más rabia me da es no poder expresar mi queja al culpable, ya que, la tierna mirada que encuentro en el rostro de mi Michi me hace tragarme todos mis malestares. En fin, todo eso lo soportaré con tal de que mi mamá obtenga su nueva ventana.

domingo, 24 de enero de 2010

Octubre

Sin entender que pasa, hoy llego a tu puerta y espero que abras.
Una luz en el interior de tu casa me dice que estas con alguien.
No sé qué me pasa.
Me nublo.
No toco.
Huyo.


Vuelvo a la ventana de mi casa y espío desde un orificio tu casa.
Alguien sale.
No veo.
No quiero.
Me aterro.
Y cierro la ventana.


PIENSO PIENSO PIENSO

Pienso en ti.
Pienso en mí.
Pienso en "la persona" que salió.


DUERMO DUERMO DUERMO

Duermo y antes de dormir pienso en lo que vi.
Duermo y en mis sueños estas tú.
Duermo y al despertar pienso en ti.


Como una píldora que alivia y envenena eso eres para mi.
Como un sueño que empieza y termina es lo que sentí.
Como una tonta que te quiere y te quiere soy yo.
Como una ladrona que llega y se va es ella.

¿Y ahora?
Intento ir de nuevo a verte.
Veo de nuevo una luz en tu casa.


DISTINTA


Más baja.
Más triste.
Más callada.
Más sola.


¿QUÉ PASA?

Alguien llora
Eres tú… tú lloras … ella se fue … se fue y se lo llevó…
Me voy.

¿Debí quedarme?



Lo siento.

viernes, 22 de enero de 2010

Un sentimiento al verte



Palabras jamás pronunciadas son palabras que fueron enterradas
Palabras jamás pronunciadas por el temor a ser ignoradas
Hoy gritan al interior de mi alma
Y mi corazón estalla





Silencio cuando te veo
Te veo de lejos
Te veo de cerca
Yo siento tu ausencia, mas no me duele
Callo, pues hoy no pensé en ti al despertar


Un árbol que fue cortado dio inicio al final

Un sentimiento jamás revelado fue el que sepultó el inicio de lo que nunca será


Velo bordado con cada frase que él dijo, no reveles nunca lo que escondes.






17 - Dic - 2009

6:00 pm

Cuando el sol intenta seguir brillando

y una fresca brisa me hace sentir que todo estará bien.

viernes, 1 de enero de 2010

2009

ENERO
El primero de enero cociné Pato a la Olla: a mi familia no le gustó. Mi papá volvió de Ayacucho. Mi hermana y yo nos matriculamos en clases de voley y Danza Árabe, mi pasiña también se matriculó con nosotras en Danza Árabe. Mi hermano tuvo que ir a verano vacacional porque jaló matemática. Le teñí el cabello a mi mamá. Blacky mató un cuy. Cambie de posición mi cama. Pinté un cuadro. Saque mi DNI.


FEBRERO
Continué mis clases de voley. Mi papá salió de vacaciones y salimos a correr en las mañanas: me dio un fuerte calambre y no quise volver a salir. Mi hermana y yo fuimos mojadas por unos pandilleros por carnavales. Vi a don Víctor (mi abuelo de parte de mi papá) luego de casi 7 años. Mi abuelita cumplió 3 años de fallecida. Me compré un porta retrato y coloqué en el la foto de mi Tuky. La labadora se malogro y tuve que lavar mi ropa a mano. Mi mamá compró un perfume por catálogo

MARZO
Arreglaron la lavadora. Salimos a comer por el cumpleaños de mis hermanos. Volví a ver a Eliana luego de 6 meses y ambas recogimos nuestra constancia de haber ingresado a San Marcos. Dejé que me sacaran sangre y me vacunaran contra el Tétano. Volví a ver a Dessiré y ella me presento a Milton. Perdí el gusto por la cocina. Fui al Circuito Mágico del agua con mi pasiña, Andrea y Cristhian. Llegó el perfumen que mi mamá compró por catálogo.

ABRIL
Volví a teñirle el cabello a mi mamá. Empezaron las clases en la universidad el 6 de abril. Conocí a Piero, Guillermo, Clever, José, Alessandra, Carlos, Fidel, Ángel, José (“mi ciberamigo” jaja). Conocí a mi profesora Huamanchumo y la odie. Llamé a mi pasiña por su cumpleaños, pero ella se quejó de que nunca voy a sus fiestas.

MAYO
Fueron las elecciones en la universidad. Carlos me acompañó al Centro Cultural de España para encontrar libros de cine. Me enamoré de Carlos y el 22 nos hicimos enamorados. Fui a ver mi primera obra de teatro:”Celestina: vieja, puta y alcahueta”, Carlos fue conmigo. Decepcioné a Dessiré. Mi hermana, por casualidad, dejó caer el nuevo perfume de mi mamá. Blacky mató otro cuy. Me corté el cabello.

JUNIO
Preparamos una conferencia con mi grupo de comunicación. Discutí con mi papá. Cambie de color de esmalte. Me desperté 3 veces a cocinar a las 4:30 am. Volví a teñirle el cabello a mi madre. Mi abueliti intento irse de viaje pero nos opusimos. Mi hermana pintó de otro color su cuarto, yo la ayudé. Carlos volvió a ver a Renato, estaba tan feliz por eso.

JULIO
Discutí con Carlos por un malentendido, pero al día siguiente lo solucionamos. A vísperas de finalizar el mes estuve asustada porque temía jalar algún curso, pero no jale ninguno. Mi primo intento enseñarme a fumar, pero no salió el humo ... tal vez esa es una señal de que no debo fumar. Dije la mejor mentira de mi vida.

AGOSTO
Carlos y yo terminamos, volví a estar sola pero sé que seremos buenos amigos… en un futuro. Volví a usar el mismo color de esmalte. Me corté el cabello y le teñí el cabello a mi madre. Mi papá volvió a Ayacucho. Lloré más que en cualquier otro mes.

SETIEMBRE
Empecé mi segundo ciclo en la universidad. Adoré a mi profesor Villagómez. Volví a teñir el cabello de mi mamá porque el mes pasado la deje muy rubia. Discutí con mi papá y al día siguiente lo llamé para pedirle disculpas. Mi bisabuelita enfermó. La hermana de mi abuelito tuvo un derrame cerebral. Mi tío Juan cumplió un año de fallecido. Me enteré que el amigo de Sandra fue alumno de mi mamá cuando este estaba en el colegio. Eliana, Janet y yo vendimos panchos.

OCTUBRE
Mi papá sufrió un accidente. Blacky mató a otro cuy. Mi mamá compró dos pollitos. Descubrí a mi hermana usando mi maquillaje: discutimos por eso. Presenté mi primer ensayo de biología. Me cree un blog, pero no me animaba a publicar. Ana Beatriz, una linda chica del 2A, falleció y aunque no la conocí también me dolió su muerte. El papá de Carlos falleció,me hubiera gustado acompañarlo. Volví a rezar.

NOVIEMBRE
Presenté mi segundo ensayo de biología. Le compré un brillo labial a mi hermana: discutí con mi papá por eso. Fui a la casa de Guillermo por su cumpleaños y me piqué con la comida que cocinó su mamá. Llamé a mi papá por su cumpleaños y ese mismo día él dio un examen para que lo asciendan. Mi grupo de comunicación Social organizó una segunda conferencia. El 20 fue el cumpleaños de Carlos. Jalé mi examen de lógica, pero en el sustitutorio levante esa nota. Blacky mató dos cuyes, mi abuelito casi lo mata a él.

DICIEMBRE
Compramos un árbol de navidad, Vania y Joel estaban super contentos. El 12 fue mi cumpleaños y mis amigos me saludaron. No pude estudiar biología y jalé el examen, sin embargo di un buen examen de Literatura. El 23 fue cumpleaños de don Víctor (mi abuelo de parte de mi papá), pero no lo llamé. El 24 fui a una entrevista de trabajo, mi madre se enojo por ello: no le gustó que la abandone el día de su onomástico. El 25 hicimos intercambio de regalos. Mi mamá le regaló a mi papá un libro (Lituma en los Andes). Mi papá no estuvo en casa ni en navidad y años nuevo porque tuvo que trabajar. Durante todo el mes comí: torta, pizza, panetón, pavo, chifa, pollo a la brasa. Me empache.

***
ENERO (2010)
Ascendieron a mi papá. Volví a cocinar Pato a la Olla: me salió muy rico.

FELIZ AÑO 2010 !