jueves, 25 de febrero de 2010

Conversaciones


Con mi madre



Yo: ¿Te gustaron los tallarines?
Ella: Para el buen hambre no hay mal fiambre.
Yo: ¡Lo mismo digo yo de tu comida!... solo que a veces prefiero ayunar.

Con Vania



Vania: Ya tengo ahorrado S/38.00
Yo: Y tú …¿De donde sacas dinero?
Vania: No sabías que cuando el Michi (nuestro abuelito) me manda a comprar… me deja quedarme con el vuelto.
Yo: Lo que no sabía es que cobrabas por ir a comprar.

Con mi Michi



Mamá: ¿Tienes hambre?
Michi: ¡No!
Mamá: ¿Quieres comer?
Michi: ¡No!
Mamá: ¡Tienes que venir a comer!
Michi: ya, no importa
Mamá: Cynthia, sírvele la comida a tu Michi
Yo : abuelito ¿Quieres comer?
Michi: No
Yo: Pero… te tengo que servir
Michi: ya lo sé.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Mi Dessi

Como ya se hizo costumbre en mí, antes de subir una entrada primero la escribo en papel. Para empezar a escribir sobre ti, mi querida Dessi, tuve que tachar varias primeras oraciones. Puedo escribir sobre tu dulce mirada, de tu tierna sonrisa o de tu boquita grosera.

En fin, prefiero escribir sobre aquella linda amistad que cultivamos ambas durante todo el año que ya se fue. Nos volvimos como el pan y la mantequilla. Inseparables pero diferentes: a ti te gusta el fucsia y a mí lo tribal, a mi me empalada el fucsia y tú rajas de mi gusto tribal.

Y porque de tu novio no me dejas de hablar, y porque por chatear con él me dejas de hablar… por eso te quiero. Y porque tu brillo labial me quiero robar, y porque mi polvo compacto te hace ver como mimo… por eso te quiero. Y porque me acompañas en mis momentos apáticos y me haces reír cuando te ríes de mis sarcasmos…por eso te quiero. Y porque te acompaño a Serpots y envías tu regalito usando mi DNI… por eso te quiero. Y porque eres mi amiga - por eso más que nada - te quiero.

Por aquellos momentos que pasamos juntas y nos divertimos con nuestras pequeñas aventuras. Por aquellos momentos que pasamos juntas y me escuchas. Te quiero mi dulce Dessiré y que vengan otros 20 años más llenos de salud y felicidad… por supuesto también de dinero.(risas)

¡Feliz Cumpleaños !

lunes, 15 de febrero de 2010

Apagón


El reloj marcó la 1:34 am. Empiezo con un vicio que hace poco he adquirido, pero ¿Por qué escribir en la madrugada? ¿Por qué escribir bajo la luz de un poste que vagamente ilumina mi sala? ¿Por qué en este horario? ¿Por qué este día?

Hace dos días mi hermano menor encontró una inofensiva garrapata en la ventana de su cuarto, cuarto que da al patio trasero de la casa y es ahí donde duerme Blacky (mi perrito). Mi padre decidió mandar a dormir a Blacky al patio exterior motivo por el cual mi hermana y yo buscamos desesperadamente poner fin a este molesto hecho.

Desde la primera noche (ayer) que Blacky durmió afuera no puedo conciliar el sueño, pues, desde hace algunos años que mi abuelito tiene inquilinos y estos señores (y señoritas) al parecer no saben que la noche es para dormir.

Hoy, que es la segunda noche que Blacky duerme afuera, tuve que abandonar la comodidad de mi cama para decirle a la petiza inquilina que me haga el favor de meter a mi Blacky, pues, mientras ella se daba sus efusivos besos con su regordete novio, mi can paseaba por la vereda del frente. Sin embargo, está me ignoro y decidió acompañar a su regordete novio a tomar taxi, micro o lo que fuera que lo llevará de vuelta al lugar de donde salió. Se fue dejando a mi pequeña mascota afuera, en la calle, en la peligrosa calle de Valdivieso. Este singular hecho hizo que mis matutinos berrinches se volvieran madrugadores.

Entré al cuarto de mi abuelito a buscar las llaves que abrirían los candados de la puerta de la sala. Al entrar algo me incomodo: la foto de mis bisabuelitos, ese tipo de cuadros antiguos que uno piensa que la imagen nos sigue con la mirada y pese a la oscuridad tuve esa sensación. Conseguí las llaves, abrí la puerta y salí a rogarle a mi testaruda mascota a que se meta de una vez. Luego de poner seguro a la puerta del patio y despedirme de mi Blacky entre a la sala y volví a asegurar la puerta con los dos candados que llevaba puesto en un inicio. Me senté a esperar a que la petiza inquilina -cuyo nombre desconozco- volviera. Llegó, abrí la ventana y sonreí ante el hecho de que la muchacha no tenía la llave que abriría la puerta del patio (y yo no pensaba dársela), le reclamé desde mi ventana porque había dejado afuera a mi Blacky, ella se disculpo y como chica educada que soy acepte sus disculpas. Cerré la ventana dejándola afuera a que siga esperando a que baje su amiga a socorrerla: esa fue mi pequeña travesura.

Ya son las 2:00 am y no tengo sueño. Si mi berrinche matutino me quita el apetito; mi berrinche madrugador, el sueño.

No puede evitar recordar que, cuando entre al cuarto de mi abuelito, el cuadro de mis bisabuelitos y más específicamente los ojos de las imágenes del cuadro me miraron. Pese a la oscuridad sentí eso. Odio esa sensación, y es que, quien no ha sentido alguna vez que una foto antigua tiene la mirada fija en uno.

Agradezco la delicadeza de mi abuelito al llevarse ese cuadro a su cuarto, pues, cuando estaba en la sala me sentía observada, asechada, acosada. No podía disfrutar tranquilamente de mis programas televisivos.

Tomando en cuenta que ya son las 2: 13 am y sigo sin sueño. Veo que el cuadro, que ahora se encuentra al frente del mueble donde me encuentro sentada y bien alumbrada por la luz de mi celular fucsia, es del matrimonio de mis abuelitos… ¡Su foto de recién casados! Ella vestida de novia y con el cabello corto y ensortijado, me imagino que ese sería el peinado de moda en aquella época debido a que todas mis tías llevaban el mismo look. Él llevaba un elegante adorno en la corbata y un bigotito al estilo Pedro Infante.

Mientras observo aquel retrato escucho que el pobre Blacky hace algunos ruidos. Seguro, que al igual que a mí, se le fue el sueño. Mi madre se despertó para ir al baño pero al encontrarme en la sala me pidió una explicación lógica para que pudiera entender el motivo por el cual estoy despierta y sentada en el mueble de la sala en lugar de estar dormida y recostada en la cama de mi cuarto. Al no obtener una respuesta que la convenciera se fue diciendo:” todo lo que haces por ese animal”. Ese animal, como ella lo llama, es el único con el cual no discuto en esta casa y no lo hago porque sé que el muy sinvergüenza me mordería.

Decidí irme a dormir pues ya eran casi las 3 de la mañana y era ilógico que aquella petiza salga.
Mientras escribo esta entrada- obviamente serán las 9: ¿? de la noche delia siguiente – se fue la luz, y es por eso que lleva el nombre: APAGÓN.

viernes, 12 de febrero de 2010

Esta noche


Me gusta la noche, y me gustan más las noches como esta. Una noche de verano en la que a las 12:15am puedo escuchar el sonido de la lluvia cuando choca en el suelo mientras una canción de Kansas me acompaña en la tranquilidad de mi cuarto. Todos duermen. Mi papá se acostó temprano porque en la tarde pintó la sala y como es obvio estaba cansado, aunque, en mi opinión, esta más cansado de renegar ante el hecho de que hasta ahora no puede disfrutar de sus vacaciones. Mi hermana se fue a dormir temprano porque no quiso lavar los platos de la cena y mi hermano, al verme de mal humor por el cerro de platos, decidió irse a dormir y mantenerse fuera de mi alcance. Lo último que oí decir a mi madre fue: “No te olvides de apagar el Modem…y te acuestas rápido”.


En fin, la lluvia cesó y con eso también terminó aquel micro momento que tanto me gusto. A veces pierdo el tiempo buscando un momento adecuado en el que pueda hallar algo de calma; sin embargo, esos momentos llegan cuando menos los espero.

martes, 9 de febrero de 2010

Tú y mi barquito de periódico


Hace 72 años, 7 meses y 22 días, llegaste a este mundo. Fuiste una niña que cada tarde jugaba en la chacra de sus padres, acostumbrada a los días soleados y a las noches lluviosas. Fuiste una joven que soñó con un futuro mejor y viniste a Lima a encontrarlo. Fuiste una mujer que se enamoró y se casó, que fruto de ese amor trajo al mundo a una niña hermosa que, hoy en día, complica mi existencia.


Hace 19 años, un mes y 28 días, te conocí. Me arrullabas en tus brazos y no dormías sí enfermaba. Me dejabas jugar con tus cuyes mientras tú limpiabas sus jaulas. Me preparabas mi rico Quaker con manzana todas las mañanas para ir bien alimentada al colegio y por las tardes, un tazón de Inchicapi me esperaba calientito sobre la mesa. Solo tú sabías consentir a mi barriga.


Recuerdo aquella y tarde, cuando al regresar de tu iglesia me encontraste jugando en el agua con mis barquitos de papel: creí que me regañarías. Sin saber cómo pasó ambas terminamos armando barquitos con cuanto papel encontráramos a la mano. Teníamos de todos los tamaños: chicos, medianos y grandes; de todos los tipos de hoja: hojas A4, hojas de mi cuaderno de matemática (debieron ser de ese curso, ya que, hasta donde recuerdo arrancaba hojas solo de ese curso), hojas de revistas. Al llegar la noche y antes de empezar a limpiar, cogiste el diario El Comercio y decidiste darle un buen uso a una de sus páginas para crear el SUPER BARQUITO DE PERIÓDICO. Tengo muchos recuerdos de ti, pero ese es el que me gusta más.


Hace 72 años, 7 meses y 22 días, llegaste a este mundo. Hace 19 años, un mes y 28 días, te conocí. Hace 4 años, te perdí.