
-¿Por qué?
No sé el motivo, ni recuerdo como pasó…
Una soga invisible ata mis manos y te sigo con los ojos vendados. Rompo el camino y me desvió, pero el tibio sabor de un nuevo amor me hace extrañarte y como quien recuerda el pasado y sigue sus viejos pasos, regreso a ti.
Regreso más sumisa, más comprensiva, más cariñosa… pero no lo notas y nunca lo notarás porque vives acostumbrado a los cariños de otra y yo solo soy una más de tu asquerosa lista.
“Te amo”. He leído tantas veces esa frase que ahora me suena a un “Aló” y aunque no te lo digo, derramo una lágrima por cada “te amo” que me dices. No solo porque no te creo, sino porque sé que también engañas a otra con esas palabras.
Tus vacios ojos, tu frívola risa, tus falsos “te amo” y los besos robados solo son una prueba más de que no debo estar a tu lado.
-¿Por qué?
Porque no soy feliz a tu lado. Porque lloré muchas veces por culpa tuya y tú ni sabias.
-¿Por qué?
Porque me confundías y yo te creía.
-¿Por qué?
Porque no te quiero. Porque te quise, pero ese sentimiento murió y mi mejor amigo murió con el.
-¿Por qué?
No sé el motivo, ni recuerdo como pasó… solo sé que vivo atada a ti desde hace varios años y no sé cómo romper este nudo.